1ª. Corintios 1 (Biblia de Jerusalém v.1976)
25 Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres. 29 Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios. 30 De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención, 31 a fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en el Señor.
La manifestación por excelencia de la sabiduría no cristiana es lo que denominamos “humanismo”. Que es el humanismo?, es el conjunto de ideas, conocimientos y “sabiduría” que aparta a Dios y a su revelación Escritural completa o parcialmente del centro rector de su sistema o estructura de pensamiento; y pone en su lugar al “ser humano” como valor fundamental y guía de su paradigma filosófico y científico.
Es claro que en el pasaje de Corintios citado se nos enseña que existe un versus entre la sabiduría de los hombres versus la Sabiduría de Dios. En otras palabras existe un enfrentamiento entre la verdadera Filosofía fundamentada en la Palabra Revelación divina y la falsa Filosofía fundamentada en el hombre como principio y fin último de todo pensamiento filosófico y científico.
A continuación y para ir clarificando la corriente humanista de pensamiento que permea actualmente nuestra sociedad en América, pongo un escrito del Dr. Jacob T. Hoogstra llamado “Humanismo en América”.
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HUMANISMO EN AMÉRICA
Jacob T. Hoogstra
El humanismo en su alcance más amplio es un sistema de pensamiento en el cual los intereses e ideales del hombre pueden y tienen que realizarse sin la interferencia de Dios, un Absoluto o la Naturaleza. No todo humanista considerará adecuada esta definición. Esto es verdad especialmente de los humanistas que designaremos abajo como “humanistas literarios”. El humanismo literario mantiene que hay tres niveles o esferas discontinuos dentro del ámbito de la experiencia humana. Estos son lo religioso, lo humano y lo natural. Sin embargo, en la esfera humana el hombre es capaz de lidiar con todos los problemas humanos. Si tal es el caso, un humanista literario consecuentemente no puede ofrecer ninguna razón válida de por qué él no debe ser incluido en la definición de arriba.
El humanismo es humanismo sin importar en qué continente se manifieste. Estamos interesados en las manifestaciones americanas de este sistema de pensamiento. Más o menos podemos clasificar el humanismo americano en cuatro grupos o escuelas. Podemos hablar del humanismo filosófico, el humanismo literario, el humanismo ético y el humanismo religioso. Naturalmente habrá intereses que coincidirán. Al mismo tiempo, los encabezamientos indicarán el enfoque principal como también las contribuciones destacadas de las respectivas escuelas de humanismo.
El Humanismo Filosófico o la Desentronización del Absoluto
WILLIAM JAMES y JOHN DEWEY son los exponentes americanos sobresalientes del humanismo filosófico. Una perspectiva comprehensiva debe incluir a F.C.S. SCHILLER de Inglaterra. Él ha sido influenciado especialmente por WILLIAM JAMES.
J.A. FAGINNER AUER, profesor de historia de la iglesia en la Universidad de Harvard y del Colegio de Tuft, ha escrito recientemente una defensa sopesada en su libro: Humanism States Its Case (El Humanismo Expone Su Caso). No añade nada esencialmente nuevo a lo ya escrito por JAMES y DEWEY. Lo único nuevo es el método de presentación. El humanismo es colocado delante del tribunal de la razón humana. Sus oponentes defienden su caso. Después el humanista expone o plantea su caso. El resultado de este proceso jurídico filosófico, de acuerdo a AUER, es que el humanismo sólo puede reclamar la adopción como la filosofía adecuada para explicar cualquier cosa humana. De pasada notamos dos cosas: primero, un profesor de historia de la iglesia tiene el coraje desfavorable de escribir que una creencia en Dios ni siquiera es necesaria para la religión. El hombre es todo-suficiente incluso en su vida religiosa. La segunda observación es que AUER hace comparecer ante el tribunal de la razón una filosofía que es esencialmente irracional. El mismo intento de probar el humanismo es la misma negación de su fundamento irracional. ¿Cómo puede AUER defender un sistema irracional racionalmente? ¿Cómo puede defender algo a menos que tal cosa sea racional? Al refutar a su oponente se identifica con él en mayor medida de lo que se da cuenta. Ellos tienen la “razón” en común.JAMES, SCHILLER, DEWEY y AUER tienen al menos un principio (dogma) de fe en común. De acuerdo a su manera de pensar tanto el Dios tradicional y el Absoluto tradicional son nada menos que conceptos obsoletos.AUER afirma que si el absoluto es diferente al hombre, ¿cómo nos puede ayudar a explicar los problemas del hombre? Si un poder foráneo pudiera invadir la humanidad, solamente causaría confusión. Solamente el hombre puede explicar las cosas del hombre. Además, un absoluto, verdaderamente absoluto, implicaría un “universo bloqueado”, y esto a su vez eliminaría la responsabilidad humana y la iniciativa personal. Si el absoluto es específicamente absoluto, entonces el esfuerzo humano es solamente una farsa. Lo anterior evidencia ciertas inexactitudes y limitaciones por parte de estos filósofos. Lo opuesto de un universo bloqueado es un universo abierto. Ahora bien, ¿estos filósofos tienen solamente un universo abierto? No hay razón del por qué un idealista hegeliano no pueda reclamar la misma cosa. En el análisis final, la filosofía dialéctica puede definirse como la evolución del Absoluto. Si es así, no puede haber evolución sin un universo abierto. En otros aspectos sí hay diferencias. A diferencia del idealismo, estos humanistas enseñan que el absoluto es la ficción de la mente, un vestigio obsoleto del pensamiento religioso y metafísico. La evolución ha creado al absoluto en respuesta a las preguntas suscitadas en la mente más primitiva por los truenos que resuenan en las nubes y los relámpagos que se extienden a lo largo de los cielos aterrorizantes. La misma evolución ha descartado a este absoluto y a dios conduciendo al hombre del temor a las conquistas sobre las fuerzas amenazadoras de la naturaleza. Para el idealista, al contrario, el absoluto es la realidad y nunca puede ser descartado. Inclusive esta concepción del absoluto no excluye la posibilidad de desarrollo. Otra inexactitud es la identificación del absoluto y el Dios cristiano. Esta escuela al criticar al uno incluye al otro. Finalmente, hay una limitación evidente en visualizar las posibilidades lógicas. A fin de rechazar un universo bloqueado o cerrado, esta escuela defiende un universo abierto. No puede concebir otra posibilidad. Lógicamente, un universo abierto es una contradicción de términos. El universo presupone armonía, un universo abierto presupone novedad, casualidad y caos. Sin embargo, un humanista no se perturba por tales dificultades lógicas. Un cristiano no aceptará ni lo uno o lo otro. Un universo abierto, en el sentido de casualidad y novedades tanto para Dios y el hombre, implica que la casualidad y el irracionalismo son más fundamentales que Dios. Ni tampoco el cristiano tiene un universo cerrado en el sentido de hacer de la conducta humana algo irresponsable y una vida teatral. Un cristiano concibe una tercera posibilidad que resulta de su creencia en la creación. Aunque el Creador conoce todas las cosas y ha planeado todas las cosas, Él ha creado al hombre de tal manera que para él existen incertidumbres, y el hombre cosecha lo que siembra. En lugar de las novedades en relación a Dios, el cristianismo, especialmente la fe reformada, posee la filosofía dinámica del Dios viviente desplegando las cosas que a nosotros se nos figuran nuevas de acuerdo a su plan eterno.
Un estudio detallado de la posición de WILLIAM JAMES debe incluir, como también, interrelacionar su concepción de la experiencia, el pragmatismo, el humanismo, la psicología, la psicología religiosa y el meliorismo. La vida empieza con la experiencia pura. Esta experiencia es caótica. El contacto con esta experiencia caótica suscita preguntas en la mente de una persona. No tenemos que ir más allá de esta experiencia cruda para entender la vida. Esta experiencia, la relación del individuo con su medio ambiente, es nuestro punto de partida. En el proceso de evolución, nuestros ancestros inquietados por una mente inquisitiva buscaron lidiar con la experiencia bruta. Pronto produjeron algún orden clasificando finalmente los datos de los sentidos en conceptos y juicios. El poder de clasificar la experiencia caótica y bruta es el don de la conquista “para que el caos de su cruda experiencia llegue a tener una forma más compartible y manejable”. Esta concepción de la relación entre la mente inquisitiva, los conceptos, los juicios y la evolución está en armonía con la epistemología de JAMES. Sin ser injustos con JAMES, podemos resumir la epistemología como la evolución mental del hombre.
Muchos métodos han sido elaborados en el curso de la historia para lidiar con esta experiencia. El idealismo ha demostrado ser estéril. El método simple, pero fructífero, es el pragmatismo. De acuerdo a nuestro filósofo, 1850 es el gran punto crítico en la historia de las ciencias naturales. Antes de 1850, las leyes científicas eran tratadas como realidades no humanas. Las leyes naturales existían independientemente del hecho de si el hombre vivía o no. Sin embargo, desde ese tiempo las leyes fueron consideradas como “simbología o código conceptual”. Los científicos no las consideran finales o últimas. Cuando mucho, las leyes son formas prácticas de describir los hábitos de la naturaleza al igual que la ciencia concibe los actos naturales. Con las herramientas del pasado, con la cautela de una mente entrenada científicamente, un pragmatista es un pionero que empuja más allá las fronteras del aprendizaje humano hasta los reinos de lo desconocido. Esta misma actividad o proceso demostrará si las herramientas del pasado son adecuadas y verdaderas. Si una creencia del pasado produce satisfacción en la explicación de una nueva situación, el hombre considera esta creencia verdadera y útil. Si no, esta creencia del pasado es descartada. El hombre tiene que intentar algo nuevo hasta que dicha satisfacción sea alcanzada. Buscamos en vano un criterio de satisfacción en la filosofía de JAMES. Naturalmente deseamos esto con vigor, ya que JAMES nos dice que la experiencia siempre está invadiendo nuestro pensamiento con problemas. Entonces, éste es el círculo: la experiencia caótica produce en un individuo una mente inquisitiva; esta mente reacciona ante esta experiencia con las herramientas del pasado; si la mente es aliviada de una tensión, consideramos las herramientas adecuadas; si no, la mente buscará nuevas y mejores herramientas hasta que la satisfacción sea alcanzada. No llegamos a la raíz, o a los últimos principios, y desde estos proceder a explicar la vida. Estamos interesados en los frutos. Si el fruto que es la satisfacción, después de aliviada la tensión, puede ser cortado del árbol, no nos importa para nada la raíz. Incidentalmente, esta es la concepción que JAMES tiene de la religión también. Al desentronizar al absoluto tradicional, el pragmatismo ha absolutizado los logros, los resultados como el estándar de la verdad.
El humanismo está íntimamente relacionado con lo anterior. JAMES lo llama “pragmatismo más amplio”. El humanismo o pragmatismo más amplio es “la noción de que la verdad de cualquier declaración consiste en las consecuencias, y particularmente en sus buenas consecuencias”. Por lo tanto en el humanismo, el pragmatismo como método para descubrir la verdad, es puesto al servicio de las necesidades humanas. El pragmatismo limitado encuentra la verdad, el pragmatismo más amplio aplica la verdad. En la aplicación del pragmatismo limitado a las necesidades humanas se necesita aplicar un método a las demandas de la vida. En este mismo proceso, este método funciona como una restricción de sí mismo, y ayuda a la humanidad para encontrar las buenas consecuencias. De aquí que añadimos nuestros pensamientos a la experiencia. Si nuestros pensamientos prolongan o enriquecen nuestras vidas, los consideramos verdaderos. El pragmatismo y el humanismo están relacionados el uno con el otro como dirección y realización lo están. Sin embargo, la realización es la prueba suprema para saber si esta dirección es conveniente para las necesidades humanas. Todo lo que poseemos, de acuerdo al pragmatista, es la experiencia humana. Si la experiencia es la misma génesis de nuestra epistemología, entonces el único conocimiento que el hombre es capaz de tener es el conocimiento humano. No sabemos de ningún otro conocimiento en ninguna otra parte. Todo lo que podemos encontrar es conocimiento humano el hombre usa para lidiar con las experiencias humanas.
El hombre intentando y cometiendo errores es lo mejor que puede hacer. No nos sorprende entonces que SCHILLER y JAMES sean buenos aliados.
WILLIAM JAMES es también humanista en su religión. No niega la existencia de Dios o al absoluto, excepto en la forma interpretada tradicionalmente. En su libro, Pragmatism (Pragmatismo) nos informa que su enfoque en una obra anterior, Variety of Religious Experience (Variedad de la Experiencia Religiosa), ha convencido a muchos de la realidad de Dios. También dice en The Meaning of Truth (El Significado de la Verdad): “Yo mismo leo el pragmatismo teísticamente y pluralísticamente”. Esta declaración es contradictoria a primera vista. Sin embargo no lo es, según la concepción de WILLIAM JAMES acerca del absoluto o Dios. ¿Quién es Dios? Brevemente, Dios es la experiencia del espacio o rango consciente actual más amplio. Dos cosas nos pueden ayudar a clarificar esta vaga declaración. Tenemos que reconocer una suposición metafísica subyacente a todo el pensamiento de JAMES: experiencia y realidad son idénticas. Si toda la experiencia es realidad, entonces Dios tiene que ser el rango más amplio de la experiencia de la que el hombre es consciente hasta ahora. La segunda cosa que nos ayuda a entender la declaración de arriba es el reconocimiento de la relación entre la “corriente de la consciencia” en la psicología de JAMES y su concepción de Dios. La corriente de la consciencia de manera breve es una experiencia inicial del individuo. Tal vez esta pueda ser el instinto del hambre. De cualquier modo, el niño es consciente de algo. Llamémosle a esto “A”. Este niño enfrenta una nueva situación. “A” entra en contacto con esta nueva situación. Llamémosle a esto “B”. Esta corriente de la consciencia es ahora “AB”. Este proceso continúa. Pronto la corriente llega a ser “ABC”. En un sentido no somos conscientes de la experiencia de ayer. Puede traerse a la memoria solamente si por medio de la imaginación la presentamos nuevamente ante nuestra mente. Somos conscientes de la consciencia de hoy solamente. Incluso en esta consciencia encontramos el pasado incluido. En A-B-C-D-E podemos ser conscientes solamente de E pero E no podría ser E sin aquello que le precedió. Esta es la corriente de la consciencia del individuo. Hay también una consciencia de la raza. La esperanza combina, los ideales unen, las conquistas del pasado dan fijeza a la vida. Este rango más amplio actual es lo absoluto. El absoluto no es el “todo experimentador”, sino lo que ha experimentado toda posible consciencia hasta ahora. En fin, el absoluto es la entera conciencia humana hasta el presente producida en la historia evolutiva de la humanidad.
Consecuentemente, no puede existir el monismo. Toda experiencia es de igual valor y de igual finalidad o carácter fundamental. Las experiencias no son meramente ventanas a través de las cuales vemos una realidad monista. Los eventos están relacionados por conjunciones: la vida esto, y esto, y esto. Esta filosofía pluralista se aplica a la religión en la Variedad de la Experiencia Religiosa. El resultado es una religión pluralista. Todas las experiencias son de igual valor y poseen una demanda igual sobre la verdad.
Esta epistemología, psicología, lógica y religión conlleva, al menos, dos consecuencias. La primera es que no necesitamos una “cosa” como el alma para dar cuenta del pensador. Concibamos el proceso de aprendizaje como caminar de un detalle a otro. JAMES habla de este proceso como “ambulatorio” (mudable). Después de haber caminado varias veces, los detalles retrocederán al segundo plano. Concebiremos nuestro viaje como un caminar entre dos puntos. Aplicado a nuestro diario pensar podemos ver, según JAMES, que los detalles del proceso de aprendizaje son olvidados, y que la mente se imagina que tiene contacto directo con la realidad fuera de ella en la forma de conceptos y juicios. En vez de afirmar “algo” como el alma como prerrequisito para el pensar, podemos explicar el proceso de aprendizaje como la capacidad de la mente de caminar de una percepción sensorial a otra, tomando sus propios atajos al ambular, como también olvidando todo de los muchos detalles una vez que estos atajos han llegado a fijarse. No existe ni la más mínima necesidad por la doctrina de la imagen de Dios en el hombre para dar cuenta del hombre pensante. La segunda consecuencia, que resulta particularmente de la concepción que JAMES tiene del absoluto y de su concepción de la verdad que se va formando mientras transitamos, es que no estamos en este mundo tan sólo para copiar o imitar lo que al absoluto ha diseñado o planeado para nosotros. El solo repetir lo que Dios ha planeado para nosotros es inútil tanto para Dios y el hombre. “Si el copiar fuera un requisito”, dice JAMES, “entonces con esa finalidad que exista el copiar, pero no por otra razón”. Es decir, a menos que copiar pueda ser útil tanto para Dios y el hombre, copiar o imitar es ofensivo para el Absoluto e inútil para el hombre.
JOHN DEWEY recorrió la ruta desde el hegelianismo, naturalismo, pragmatismo hasta el instrumentalismo. Con DEWEY y JAMES podemos concordar en que tenemos que poseer conocimiento útil. JUAN CALVINO mismo no tenía ninguna simpatía por la especulación ociosa. San Pablo advierte a Timoteo en contra del aprendizaje vano. Sin embargo, el punto es que el término “útil” no es filosóficamente neutral. ¿Qué es lo útil? Para CALVINO Dios es la realidad, y toda verdad, consecuentemente, es un asunto de vida o muerte. No puede haber verdad excepto aquella que se halla en armonía con la voluntad de Dios. Esta verdad es útil. Para DEWEY la utilidad tiene que ver con las cuestiones planteadas por una revolución industrial. La utilidad produce cosas. Sigámosla en la educación. Sus métodos son, con mucho, más prometedores en producir resultados que las especulaciones estériles de los filósofos idealistas.
Podemos comparar a DEWEY con JAMES indicando los modos de conquistar el futuro. JAMES habla de meliorismo. Esta es una posición intermedia entre el pesimismo y el optimismo. El éxito de la humanidad depende del ejercicio fiel de la voluntad del hombre. Si el hombre tiene la voluntad de creer, cambiará el mundo si es necesario. Tener la voluntad no es desear. Tanto DEWEY como JAMES son evolucionistas. Ambos creen que creamos la verdad al proceder a través de la vida. WILLIAM JAMES, sin embargo, enfatiza la voluntad, y JOHN DEWEY acentúa el intelecto. El hombre tiene que conquistar a través de la metodología científica su propio futuro. La diferencia entre estos dos hombres es solamente un asunto de grado. Esto puede tener sus antecedentes en la vida anterior de dichos hombres. JAMES era un médico precario. Después de leer a RENOUVIER se convenció del libre albedrío. Lo primero que empezó a hacer fue poner esta nueva fe en práctica con un ardor que podría inclusive hacer ruborizar a un científico cristiano. WILLIAM JAMES conquistó sus temores y liberó incalculables recursos. Esta experiencia influyó su pensamiento subsecuente. El énfasis en el intelecto puesto por DEWEY puede ser aún un vestigio de su primer período idealista.
WILLIAM JAMES es todavía, a pesar de su pluralismo, un dualista. Sigue la epistemología del sentido común en la dualidad de pensador y el objeto del pensamiento. JAMES siguiendo a DAVID HUME, posee virtualmente una mente hecha de las percepciones sensoriales. Incluso esta mente dirige al individuo en su medio ambiente. JAMES aún concibe al pensador y la cosa pensada. JOHN DEWEY es un evolucionista más consistente. Para JAMES la mente se forma pasivamente de algún modo. Al menos, la mente llega a ser activa cuando la información de los sentidos es despertada. Para DEWEY la mente es más asertiva. No se haya solamente en el proceso de llegar a ser en el individuo. La mente está en evolución. Incluso podemos decir que la evolución es la mente. La mente es un instrumento de la evolución que se abre paso en la experiencia caótica para el desarrollo del aprendizaje. Por eso la filosofía de DEWEY es llamada instrumentalismo. Con JAMES, DEWEY empieza con las preguntas. Consecuentemente tenemos que hacer dos cosas, y en torno a estas dos cosas se centra toda la filosofía de DEWEY: tenemos que sentir un problema y tenemos que lidiar con él inteligentemente. La mejor manera de tratar con el problema es por medio de una metodología científica. Esta es la herramienta más depurada que la experiencia nos ha dado. La esterilidad de la metafísica tiene que ser reemplazada por la virilidad de la ciencia. Por tanto, la cadena de DEWEY es: la mente en evolución, preguntas, la mente como instrumento, la ciencia como la herramienta más fina de la mente, y la utilidad o ciencia para el bien del hombre.
DEWEY, se afirma, ha invadido el reino de la educación para popularizar su humanismo. Sea lo que fuere, nos informa que la democracia y la educación solamente salvarán la sociedad. La educación tiene que crear al hombre a la imagen de la sociedad. La ciencia también tiene que estar al servicio del hombre. Este es el “humanismo científico” de DEWEY. La ciencia provee los patrones sociales, la educación tiene que moldear al hombre de acuerdo a estos patrones. DEWEY está considerado como uno de los filósofos educadores más influyentes de los Estados Unidos. Sin duda alguna, DEWEY ha hecho avanzar la técnica de la enseñanza en algunos aspectos. Incluso este filósofo representa un serio problema para los educadores cristianos en esta nación. ¿Será nuestro sistema de educación pública un semillero del humanismo de DEWEY? ¿Podemos adoptar los métodos de DEWEY sin adoptar su filosofía? Tenemos la seguridad de afirmar que DEWEY sería el primero en negar esta posibilidad porque su metodología es parte integral de su filosofía.
DEWEY ha aplicado su humanismo al campo de la religión. La fe para DEWEY es imaginación. Esta imaginación toma los momentos más preciados de la experiencia y los proyecta al reino de lo ideal. Sin embargo, los ideales por necesidad tienen que estar en flujo. Esto no obstaculiza o dificulta la actividad de la fe, porque la fe es la osadía de lanzarse al proceso de la evolución, es decir, al crecimiento de los ideales y el conocimiento. Los críticos de DEWEY se apresuran a señalar que la imaginación en sí misma no es algo neutral. La utilidad de la imaginación depende de su contenido ideológico. Cuando la imaginación está al servicio del fascismo, conduce al fanatismo. Tal crítica no da en el blanco, porque DEWEY está saturado de la filosofía de que el conocimiento científico triunfará sobre las demás ideologías. La imaginación será moldeada por el conocimiento científico. Este conocimiento es el punto “arquimediano” de partida para DEWEY.
La fe, entonces, llega a ser el equivalente de un espíritu atenuado y científico. La fe en vez de tener una esperanza segura recibe con los brazos abiertos el mismo fundamento de la casualidad y las novedades. La fe se deleita en el riesgo de seguir visiones parciales del mundo científico. Esta determinación de seguir una ciencia “camaleón” es una fe más digna que la confianza apacible de una filosofía escapista que se refugia en el seno de lo sobrenatural. Esta osadía o atrevimiento es, entonces, la esencia de la religión. Aunque Dios es la unificación de los valores ideales, tal vez de cierto modo en que lo propone WILLIAM JAMES, una creencia en un Dios personal no sea tan necesaria para la religión. Aquí DEWEY es culpable de lo podemos llamar una falacia de definición. Primero, él dice qué religión está en armonía con su filosofía. Después él dice que tiene exactamente lo que representa la premisa mayor o principal. La conclusión es que, entonces, él es religioso. Sin embargo, su premisa mayor presupone su completo humanismo científico y religioso.
La influencia teológica de JOHN DEWEY va más allá de cualquier cálculo. HENRY NELSON WIEMAN de Chicago considera a DEWEY como un co-religioso. FRANCIS MILLER lo considera como el sumo sacerdote del “americanismo” , tal vez en imitación del sumo sacerdocio de AUGUSTE COMTE. CHARLES CLAYTON MORRISON, editor de Christendom (Cristiandad) compara a DEWEY con TOMÁS DE AQUINO ya que DEWEY a través de su instrumentalismo ha colocado al hombre de regreso al mismo corazón de la naturaleza. Las filosofías absolutas han divorciado al hombre y la naturaleza. No puede haber duda de que DEWEY habla persuasivamente a América. Si la mente es el producto de la evolución, y la herramienta más fina es el intelecto entrenado del científico, si las contribuciones científicas son el bien supremo, si Estados Unidos ha desarrollado la tecnología hasta el grado más alto hasta ahora alcanzado, si la tarea de la democracia y la educación es hacer al hombre a imagen de esta sociedad, entonces el americanismo en la religión solamente puede significar una cosa: el reino de Dios humanizado. El deber de la iglesia es traer estas bendiciones concretas de la ciencia a la humanidad. Esta es la esencia de Rethinking Missions (Replanteando las Misiones), un estudio misionero de un laico que afortunadamente ha abierto los ojos de algunos que estaban ciegos.
DEWEY no está interesado en demostrar que esta sociedad es la mejor posible. Es la mejor por ahora porque ha demostrado ser la más satisfactoria. Tampoco DEWEY demuestra que la tecnología tiene que hacer a la gente mejor moralmente. Él aún tiene una confianza inamovible en la bondad del hombre, a pesar de la guerra o las crueldades a gran escala.
Humanismo Ético—Actitudes Hacia el Sufrimiento Humano
En este grupo incluimos tres que han intentado responder la pregunta de qué puede hacer el humanismo para aliviar el sufrimiento humano: JOSEPH WOOD KRUTCH, WALTER LIPPMANN, y WILLIAM H. SHELDON.
Tanto KRUTCH y LIPPMANN están de acuerdo en trazar la historia humana desde el vientre hasta la madurez en un estilo Freudiano. Al bebé no le gusta su nuevo medio ambiente. El interés maternal para el recién nacido insatisfecho busca reemplazar las comodidades prenatales del niño. Pronto el niño tiene que ajustarse los golpes duros de la vida. Hasta este punto ambos están de acuerdo. Ellos difieren en cuanto a qué ayudará al bebé para madurar en las crisis de la vida. KRUTCH invoca a la metafísica, la religión y la ciencia. Aunque no difiere con el científico en sus inquisiciones, si busca acusarlo por no ser capaz de darnos el poder y la felicidad que ha prometido. ¿Qué tenemos que hacer al respecto? ¿Qué hará KRUTCH al respecto? Todos los fundamentos han sido removidos debajo de sus pies. Al encarar esta situación, él morirá felizmente por haber sido un hombre. Este humanismo reconoce que la ciencia es impotente para hacernos felices. La ciencia per se no puede hacernos buenos. La mente americana ha recibido una sacudida en su firme convicción de que el hombre es bueno, y que la ciencia es el único camino a la felicidad. KRUTCH ha pintado al humanismo como la agonía del alma en el momento en que las consecuencias son entendidas.
En vez de seguir a KRUTCH en su toleración del mal y el sufrir como un orgulloso derrotista, LIPPMANN introduce su “alta religión”. Él sabe que solamente algunos son capaces de recibir esta doctrina. El hombre tiene que olvidar que el ser, el individuo está sufriendo dolor. Mi pierna no está siendo amputada, sino que mientras que estoy siendo sometido a una operación tengo que auto disciplinarme para decir que una pierna está siendo amputada. Sin embargo, esto no satisface a nadie. No puedo asumir psicológicamente, para decirlo con nuestras propias palabras, una actitud Yo-cosa hacia mi dolor, y una actitud Yo-mi hacia mis placeres. Desde un punto de vista cristiano, esta solución niega que el dolor y el sufrimiento me sean enviados, y que tenga que sufrirlos conscientemente como un individuo a quien Dios ama. Finalmente, una relación desinteresada Yo-cosa es éticamente injustificable, porque yo soy responsable por un Yo-cosa como también por un Yo-mi. En esto LIPPMANN no puede gloriarse de ser consistente. En su último libro, The Good Sociedad (La Sociedad Buena), LIPPMAN reprende a nuestro gobierno de abrigar ambiciones fascistas. Al menos su crítica es equivalente a una acusación. En su libro él clama por la actividad individual y un sentido de responsabilidad individual. Nuestro deber hacia nuestro gobierno es una relación Yo-mi, Y no Yo-cosa. Pero LIPPMANN no puede tener ambas vías.
KRUTCH tolera al orgulloso derrotista, LIPPMANN tolera un súper religioso, y SHELDON tolera al guerrero invencible. La vida es conflicto eterno y tenemos que tolerarlo. “La voluntad prometeana” conquistará en la lucha prometeana. En fisiología sabemos que hay dos estímulos básicos. El T-L inhibe y el C-S incita. El C-S estimula movimientos positivos, el T-S conserva. Es la base fisiológica de todo esfuerzo. Es el antagonismo básico. La mente tiene su lucha también. En el panel de lo consciente la mente está opuesta consigo misma. Esta es su lucha prometeana. Por la tolerancia el hombre conquistará. Si este libro trae o no un nuevo optimismo es difícil de decir. SHELDON cree que la psicología trata con la naturaleza de la mente, que la religión dirige la mente en ciertos canales patrones, y que el estudio de la medicina subyace tanto a la psicología y la religión. El ministro del mañana es el psicólogo experto. También es interesante notar que un hombre como VIEMAN aclama este libro con entusiasmo. Al hacer esto, podemos detectar las teorías teológicas de uno de nuestros teólogos más populares.
El Humanismo Literario—o Némesis Busca Venganza
Para nuestro propósito, el estudio de IRVING BABBIT y PAUL ELMER MORE será suficiente. ALDOUS HUXLEY ha sido incluido últimamente entre los humanistas literarios. Al mismo tiempo sería confuso identificarlo con los dos mencionados anteriormente.
¡Ambos son aristócratas de Harvard y Princeton respectivamente! De acuerdo a L.J.A. MERCIER, “En some, la question fondamentale qui interesse également MM. BABBIT, MORE et BROWNELL c’est celle de la culture dans une démocratie” (En suma, la pregunta fundamental que interesa por igual a MM. BABBIT, MORE y BROWNELL es aquella de la cultura en una democracia). A fin de que la cultura pueda ser protegida en una era en que el aprendizaje se filtra a todas las clases de la sociedad, BABBIT y MORE defienden la tesis: “Némesis busca venganza”. De otra manera, la democracia política sería el golpe de gracia para la cultura.
Hay tres niveles discontinuos que están relacionados con el hombre. El primer nivel es el natural, el segundo es el humano y el tercero es el religioso. Este es el pronunciamiento de la filosofía del sentido común. El deber del hombre es mantener un balance entre estos tres niveles. El hombre no debe enfatizar uno a expensas del otro. ROUSSEAU y BACON han sido culpables de enfatizar lo natural y lo material. Además, ROUSSEAU tenía una concepción muy superficial de la bondad del hombre. ¡De aquí que el desagrado por estos dos hombres era evidente en BABBIT! El estudio de la literatura revela que solamente es considerada clásica la literatura que ha observado la ley del equilibrio o balance. La ira de Némesis recae sobre cualquier escrito en que alguna fase de la vida ha sido indebidamente enfatizada. Por lo tanto, los clásicos nos enseñan el valor de la ley del balance en todas las relaciones humanas.
MERCIER enumera al menos veintiuna funciones de la vida en que tenemos que mantener nuestro balance. No tenemos que vivir en el nivel naturalista a expensas del humano y religioso. No tenemos que sustituir el paternalismo por la iniciativa personal. No tenemos que sustituir el estado de la naturaleza por el estado de la gracia. Tales ejemplos son suficientes para vindicar lo que los protagonistas de este “nuevo humanismo” quieren decir por moderación y decoro.
Esta escuela no aboga por alguna concepción particular de religión. BABBIT de acuerdo a su mejor amigo MORE no puede ser clasificado como cristiano. Él tenía un fuerte desagrado por la iglesia institucional. La lucha moral en el Budismo era más de su agrado que la doctrina de la salvación por gracia. A pesar de lo que BABBIT dice en contra de ROUSSEAU en este optimismo de lucha moral, BABBIT evidencia una consideración superficial del poder del pecado. MORE era un episcopal con una mente anglicana. Últimamente las iglesias anglicanas y ortodoxa griega se han acercado más una a la otra. Sería interesante estudiar la concepción de MORE de la relación de Platón con Jesús. En todo caso, MORE estimaba superiores a los padres de la iglesia que San Pablo simplemente porque en su estimación estos padres de la iglesia captaron la identidad de las ideas de Platón y el reino de Dios como fue enseñada por Jesús. Pablo aún estaba demasiado atrapado en las formas de pensamiento escatológicas de su día. PLATÓN satisfizo las ansias de MORE por el dualismo. Este dualismo también lo encontró en el cristianismo. Todavía más, al interpretar así el cristianismo adoptó una posición indefendible de platonizar al Cristo o humanizar el evangelio.
LEON WENCELIUS en sus estudios sobre CALVINO y el Arte, CALVINO y Rembrandt, como también la Moderación en la teología de CALVINO, señala que CALVINO también enfatizó la medida, el balance y la moderación. ¿Están de acuerdo los dos, CALVINO y los humanistas literarios? Hay al menos dos diferencias principales: En CALVINO Dios es el autor de la medida y el balance o equilibrio. Esto es así por creación divina y como tal se aplica a todos los aspectos de la vida humana. La medida es una ley divina. En el humanismo, la medida es subjetiva y está fundamentada en la conveniencia. En segundo lugar, en CALVINO el pecado es la causa de la desmedida. En el humanismo, el problema del pecado se encuentra notablemente silenciado. No puede haber un retorno a la medida, la medida que Dios ha creado, hasta que el poder del pecado es quebrantado.
Este subjetivismo da cuenta del fracaso de encontrar una regla que sea siempre aplicable. Además, la medida en el humanismo es, cuando mucho, negativa: ¡no hagas demasiado a expensas de las otras esferas! No considera suficientemente al pecado. En el cristianismo encontramos la regla positiva del amor, una ley que pone a todas las esferas del hombre en sujeción a ella misma. Un cristiano lleno de la ley del amor no pondrá los tres niveles propuestos bajo la ley de la conveniencia, sino que los subyugará al dominio completo de la ley de Dios. Aunque en cierta medida estamos agradecidos de que esta escuela del humanismo tiene un espacio para la religión, estos dos exponentes no pueden darnos una declaración adecuada de la fe cristiana.
El Humanismo Religioso—o El Unitarianismo Olvida la Paternidad de Dios
De acuerdo al sobresaliente líder del humanismo religioso, REESE, la mayoría de estos humanistas han sido, ya sea Unitarios o Judíos liberales. El unitarianismo conduce al humanismo. Esta es la posición de W. BURGGRAAFF en The Rise of Liberal Theology in America (El Surgimiento de la Teología Liberal en América). CHANNING, PARKER y BUSHNELL poseen los mismos elementos en sus sistemas teológicos que constituían un humanismo incipiente. El Unitarianismo en América es primero que todo una reacción ante el Calvinismo. La insatisfacción con la enseñanza del Calvinismo de ese día es una razón más fundamental para la existencia el unitarianismo que las objeciones a la doctrina de la Trinidad. En esta reacción el énfasis se colocó sobre, lo que podemos llamar, la fundamental o carácter último del hombre. El énfasis de ERASMO sobre el moralismo pronto encontró camino en la colonia Nueva Inglaterra. Incluso el arminianismo pasó de contrabando. En el proceso de exaltar al hombre, la paternidad de Dios fue olvidada. La moral, las teorías gubernamentales de la expiación y la redención universal pronto exaltaron al hombre tan alto que la paternidad de Dios se desvaneció en el olvido. El humanismo religioso es la consecuencia lógica de los tres siglos de luchas teológicas en Nueva Inglaterra. El hombre, y éste en el sentido de Protágoras del hombre individual en contra del hombre socrático o universal, llega a ser un fin en sí mismo.
Aunque las otras escuelas del humanismo consideran aspectos religiosos, esta escuela considera sus contribuciones a la religión como la parte principal de su labor. Su humanismo religioso es su raison d’etre (su razón de ser). La razón por la que esta escuela se llama a sí misma religiosa es que se toma el privilegio de definir la religión de acuerdo a su propia filosofía de la vida. Después de declarar como su principal premisa lo que religión esencialmente es, entonces no tiene dificultad en encontrar su premisa menor que ya está incluida en la principal. Por lo tanto, se sigue que tenemos un caso claro de petición de principio. La religión es servicio científico para la humanidad con pasión. El cristianismo institucional tiene que ser el centro de inspiración para efectuar los cambios sociales necesarios. Para fortalecer esta posición se citan hombres prominentes. Esto, por supuesto, no altera nada. Podemos citar un millón que canten en el mismo tono. Pero al citar a otros que concuerdan con nuestra original petición de principio, simplemente extendemos la misma falacia sobre todo un grupo.
Estos humanistas incomodan a nuestro modernista. Un modernista empieza con su propia subjetividad y añade a Dios en indicadas ocasiones. Además, el modernista se halla tan atrapado en el secularismo que nunca tiene esperanza de salir del mismo. Él ha camuflajeado la acusación de que un modernista es, para todos los propósitos prácticos, un humanista en el libro Humanism—Another Battle Line (Humanismo: Otra Línea de Batalla). REESE, un tanto irónicamente, llama a este intento “un juego de niños”. En contra del modernismo, el humanismo empieza con el hombre pero no siente la necesidad de añadir a Dios en ningún momento. Incluso si Dios fuese necesario en el futuro, los humanistas estarán dispuestos a incluir a Dios en su sistema. Esta declaración implica una inconsistencia imperdonable. Un humanista nunca puede añadir a Dios puesto que entonces ya no podría afirmar ser un humanista. Si Dios puede añadirse posteriormente, entonces no puede ser Dios. Si el hombre debe descubrir que necesita a Dios, entonces el hombre individual ya no es la medida de todas las cosas.
Su única meta es destruir, por medio de la educación, nuestro calendario religioso y sustituir el reino eterno por mejores condiciones sociales y políticas para todos los hombres. Cómo es que ellos pueden proponer esto es extraño ya que excluyen cualquier certeza futura sometiendo la vida a la casualidad. Ni tampoco pueden conocer nada aparte del hombre. De acuerdo a su filosofía, no hay tal aspecto de la realidad de un conocimiento no humano; al menos no tienen que relacionar lo humano con lo no humano. Si así fuera, ¿cómo podrían hablar de algo en lo absoluto? Tal vez la casualidad y la fortuna pueden aplastar al hombre. Por lo tanto, el verdadero humanismo debe incluir lo no humano, pero si lo hiciera, el humanismo ya no sería humanismo. Esto es una antinomia del humanismo.
El Neo-tomismo critica el humanismo señalando que el hombre no es la medida sino la cosa medida. Esto, entonces, implica que una parte (el hombre, la cosa medida) no es mayor que el todo (la medida). Si el hombre es el medio a través del cual conocemos la realidad (en el humanismo adoramos los medios), entonces el medio en tal caso llega a ser mayor que el fin. Por medio de los primeros principios, esto reduce la posición de un humanista a lo absurdo. Pero al probar los primeros principios, no probamos todavía la existencia de Dios, o el lugar del hombre en el universo. Los primeros principios no son necesariamente idénticos con Dios. El tomismo recurre a la “razón”, un tribunal imparcial ante el cual todos los hombres deben comparecer. Una razón humana neutral puede tener más implicaciones humanistas que lo que un filósofo católico romano podría esperar. Además, un todo es mayor que sus partes si la parte es de la misma substancia. Puede que existan diferentes esferas en las cuales ciertas leyes controlan estas esferas. Si es así, no podemos comparar las partes con el todo. Comparamos las esferas con las esferas y las relacionamos a todas ellas con la creación de Dios.
MARTIMER J. ADLER critica la psicología moderna. Alega que la psicología experimental ha retrasado más que hecho avanzar la ciencia de la psicología. Busca mostrar que la psicología y la filosofía están estrechamente relacionadas, y que una concepción adecuada del alma nos lleva de regreso a una verdadera concepción del hombre. Por implicación, la verdadera psicología le demostrará al hombre que no es autosuficiente.
El naturalismo, teológico y filosófico, busca sostener al hombre como un aspecto de la realidad, una parte del todo, sin ningún sacrificio de su distintividad y carácter último o fundamental. Todo órgano es un órgano individual, pero aún relacionado con el cuerpo entero. Así pues, el hombre es un individuo, pero aún relacionado con el alma del mundo. Consistentemente, la mente debiera encontrarse en las rocas y en los árboles. Toda la naturaleza es un alma, una mente. Esto debe capturar la imaginación del hombre de tal manera que se inspire en considerar su relación con el alma del mundo. Esto prevendrá muchas cosas horribles. El hombre no será un nacionalista, ya que su órbita es toda el alma del mundo. Si es así, los peligros del nacionalismo con sus atrocidades fanáticas desaparecerán. El humanismo que es nacionalista, como en Alemania y en Rusia, conduce al error. El naturalismo hará también que el hombre ame toda la naturaleza. Al hacer esto no estará alejado de ella, sino que aprenderá a conocerla. Esta alma del mundo, incluyendo a toda la naturaleza, es Dios y el hombre es un órgano individual en este Dios. DEWEY limitó su conocimiento a los intereses humanos. Si DEWEY hubiera sido consistente, hubiera investigado todos los reinos ya que como un evolucionista sabía que la mente era una herramienta de la evolución. Si es así, la mente hubiera sido descubierta en las mismas flores o incluso en los electrones que fascinan al científico moderno. Por lo tanto, el naturalismo contrapone estas dos cosas en contra del humanismo. El humanismo limita el interés del hombre únicamente al reino humano, desintegrando el amor y el conocimiento. El verdadero amor debe incluir el cosmos entero. El humanismo conduce a la ignorancia de la naturaleza. El humanismo generalmente conduce al amor de una cierta sección de la humanidad. Esto a su vez pone crea una lucha con las otras secciones. El naturalismo produce un amor que incluye a todos los hombres, las flores y electrones.
HARTSHORNE con astucia disimula que erró en el blanco. Él advierte al humanista que la astronomía enseña que nuestra está tierra está condenada a la destrucción por algún planeta que se cruza en su camino en el futuro. Si así fuera, ¿qué valor tienen los logros humanos? Si nuestros logros no pueden sobrevivir una catástrofe mundial, no son realmente valiosos ya que lo que es bueno y valioso nunca se pierde. Sugiere que es razonable creer en un alma del mundo. Cuando llegue esta hora de la destrucción, el alma del mundo que es el recipiente de todos nuestros valores los preservará, y los pasará a algo en una existencia del futuro. HARTSHONRE verdaderamente lo fuerza a transferir los valores al alma del mundo a su Dios. El humanista busca la conservación del hombre y los valores humanos, pero se le ha prometido la destrucción del hombre y encuentra paz al saber que ha estado ayudando al alma del mundo. De acuerdo a la propia lógica de HARTSHORNE, esto es lo que precisamente no debe suceder. Si los valores humanos son buenos, entonces los valores humanos no deben ser destruidos. Los valores del alma del mundo, según lo estimamos, dejan de ser valores humanos. Esta es la antinomia de un naturalista. Toda la naturaleza es humana, pero aún así el hombre añade al alma del mundo, y el alma del mundo puede transmitir los valores de los humanos destruidos a alguna nueva existencia desconocida. El resultado es que tú puedes tener valores humanos sin seres humanos.
Cualquier refutación del humanismo debe contener al menos estos elementos. Debemos reafirmar la doctrina de la Soberanía de Dios y la responsabilidad humana. En reacción al humanismo religioso, podemos señalar que el moralismo y el arminianismo conducen a la idolatría del ser. KRUTCH nos enseña que el humanismo frente al sufrimiento nos guía al pesimismo. La idolatría y el pesimismo correctamente presentados tienen un efecto aleccionador sobre un devoto ingenuo. También tenemos que indicar que la verdad es descubierta, revelada, pero no creada. El nacimiento de Caín no creó más el vientre que lo que nuestra experiencia crea la verdad. Los valores descansan en la verdad, pero la verdad no depende de nuestra concepción de lo valioso. Podemos descubrir que un nuevo descubrimiento o una nueva concepción de la realidad funcionan, pero nuestro hallazgo no ha hecho que la cosa funcione. Nunca un hombre ha descubierto algo que no pudiera descubrirse. Las cosas funcionan solamente por la presencia de las leyes del Creador. También debemos indicar que un calvinista no tiene un universo estático. Tenemos un universo dinámico. Al mismo tiempo, no tenemos que recurrir a la evolución para mantener nuestra filosofía dinámica. De hecho, la evolución es un universo caótico o no es universo en lo absoluto. Nuestro dinamismo es una consecuencia de nuestra doctrina del Dios Soberano que despliega su plan en todas las edades. Esto afecta nuestra concepción del tiempo y el desarrollo. No recurrimos al irracionalismo. También podemos sugerir que el hombre al llegar a ser un fin en sí mismo, está deificando a la humanidad. Cuando el hombre piensa que tiene una divinidad que apoya sus ideales llega a ser brutal. El hombre al adorar verdaderamente a Dios llega a ser más humano, y al ser verdaderamente humano, más humanitario. El humanismo es la deificación de lo ipse dixit (de lo afirmado, pero no demostrado).
Traducción: Valentín Alpuche M.Div.
AD MAJOREM GLORIA
sábado, 13 de junio de 2009
Humanismo versus Filosofía Cristiana
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